Lucía vivía con Néstor. Durante más de 8 años tuvieron una relación que … vale, no era perfecta, pero era SU relación y, de repente, Néstor ha desaparecido de su vida.
Ha conocido a alguien, se ha marchado, dice que ha “recuperado la ilusión” y que ya no quiere más a Lucía.
La situación está arrastrando a Lucía como un vendaval, la ha roto en mil pedazos. Ha descolocado su vida como la conocía hasta ahora y nada es lo que era, ni por supuesto lo que ella quiere que sea.
Ahora han desaparecido muchas costumbres que estaban unidas a esa persona que era el centro de su vida.
Ahora tiene compromisos y tareas de las que Lucía no sabía nada, tiene que organizar y hacerlas SOLA y no le da la vida, todo es como caminar con los pies metidos en el fango, cuesta ….. cuesta muchísimo.
Todo en su vida, hasta preparar el desayuno, le recuerda que él ya no está, que se ha marchado y que no va a volver. Lucía no ha elegido ser madre soltera, ni separase, ni afrontar todas las responsabilidades y tareas que implican su vida actual SOLA… casa, colegio, extraescolares, limpieza, compra, bancos, reuniones
No ha elegido estar sola, no ha elegido caminar sola … y, sin embargo, esto es lo que hay … para ella es el peor de los escenarios que nunca imaginó.
Cuando una crisis emocional te arrasa puedes pasar las fases del Duelo con mayor o menor resistencia, pero las pasarás…. (hablo sobre ello aquí )
Cuando no eliges algo en tu vida y te llega, puedes resistirte, patalear, gritar, luchar, cabrearte y enfrentarte hasta caer agotada física y psicológicamente … O puedes respirar, parar, escuchar, entender, aceptar que algo en tu vida ha cambiado y que con toda probabilidad, aunque ahora no lo veas … tu vida se convierta en un lugar mucho más amable, cálido y feliz de lo que puedas imaginar.
Sí, porque a partir de ahora, tú decides.
Tú decides qué quieres hacer con tu vida. Tú decides qué vas a aprender sobre ti y sobre lo que esta situación trae para ti…
Quizás aprendas que tú no sabías valorarte. Y tienes una oportunidad para empezar de nuevo y recuperar esa parte de ti que tenía sueños, que disfrutaba con lo que hacía, tu parte creativa y libre, que no preguntaba, sino que decidía.
Puedes mirar a tu alrededor y agradecer todo lo que la vida tiene para ti: tus hij@s (si los tienes), tu salud, el techo que te cubre, la comida que comes, la luz del sol que te acompaña cada día, tus amig@s, tu familia, tu amor por ti…
Cuando agradeces, tu mente no tiene espacio para el miedo, el dolor o la queja.
Así que, desde ahora, puedes levantarte por las mañanas y llevar tus pensamientos a tres cosas que agradecer cada día (como estar viva o tener familia … o respirar …), pon una libreta junto a tu cama y escríbelo.
Por la noche antes de acostarte, concentra tu atención y revive tres cosas que agradezcas del día que has tenido o tres cosas que deseas tener (que dependan solo y exclusivamente de ti) y escríbelas como si ya las tuvieras.
Tu cerebro solo puede hacer una cosa a la vez, cuanto más tiempo pase enfocado en lo bueno que tienes y en lo que quieres, cuanto más se ocupe de aceptar y conocerte, menos tiempo pasará en ideas que te hacen sentirte como una víctima.
Al principio te costará, porque nuestro cerebro, por defecto, se inclina por fijar su atención en todo lo negativo y es necesario hacer un esfuerzo para encontrar las cosas buenas de tu vida.
Pero una vez que empieces, verás muchas cosas maravillosas que tienes para agradecer cada día.
¿Y tú qué decides? Si quieres dar el primer paso puedes hacerlo con mis programas de crecimiento y desarrollo personal, aquí.
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Un abrazo, enorme,
